Redibujando las estructuras desarrolladas por Félix Candela, el arquitecto Ramiro Meyer ha diseñado y construido una bóveda que cubre una superficie total de 90 m2. Consiste en un pabellón simple, eficiente y sin un uso predeterminado, que -a través de materiales locales y las habilidades de sus habitantes- busca ser un modelo de construcción para la población rural de Paraguay.
Revisa cómo se construye la estructura a través de la detallada descripción de su creador.
Descripción por el Arquitecto. En lugar de reflexionar exclusivamente para el modelo de ciudad consumista y dependiente que vivimos, se piensa para la población rural abandonada de Paraguay. Se buscan técnicas simples, a escala de la mano, que respondan al sitio con sus recursos y al hombre que lo habita con sus destrezas e ingenio, en la fe de que esta vía alternativa al sistema pueda revolucionar el presente y construir un futuro sustentable.
Estudiando a Félix Candela, surge un interés particular hacia el primer prototipo que éste construyó en 1948. Basado en bóvedas experimentales construidas en Inglaterra después de la Segunda Guerra Mundial, el prototipo fue re imaginado por Candela para ser aplicado en aulas rurales, gracias a su original y económico sistema constructivo que podía ser transportado por un camión, incluyendo los materiales necesarios para cada aula.
El proyecto nace de redibujar esta estructura, tomando de referencia texto y fotos del libro “Las estructuras de Candela” de Colin Faber. Así se pudo entender la geometría, definir sus dimensiones y creer en la construcción.
Por su parecido con las “bóvedas gausas” de Eladio Dieste, se imaginó la catenaria inicial de hormigón armado, como una cáscara de mampostería armada, construida modularmente en etapas, con un encofrado más corto y reutilizable, inclusive experimentando con ladrillos de suelo cemento fabricados con tierra del lugar que faciliten la autoconstrucción.
El encofrado originalmente de madera, se hace metálico y móvil. La generatriz catenaria de la bóveda se define con 4 arcos de varillas trianguladas, paralelos 1 m entre sí, amarrados con correas y apoyados sobre ruedas, permitiendo subir, bajar y mover fácilmente el molde. Un sistema de andamiaje de tablas y takuaras se monta por fuera de la bóveda. Bolsas plastilleras apoyan sobre las vigas y sobre éstas se colocan ladrillos con cuñas, que con su peso propio tensan las bolsas y adoptan naturalmente una curva catenaria. En todas las juntas se colocan varillas de 4,2 mm y mezcla. Finalmente se carga una capa de 3 cm de hormigón armado con tejido de gallinero, fraguando en una cáscara de doble curvatura catenaria de suelo cemento armado.
El módulo de bóveda de 10 m de luz, 5,5 m de flecha y 3 m de nave, apoya en fundaciones de piedra bruta y fue construido tres veces, cubriendo 90 m2.
Estructuralmente, la bóveda es sometida en su sección transversal a esfuerzos de compresión pura que permiten reducir su sección al mínimo constructivamente posible. La ondulación longitudinal, aumenta el momento de inercia en cada nervio, asegurando los apoyos y otorgando rigidez general a toda la bóveda.
Se evitan complejidades funcionales. Al ser una tipología eficiente, el programa es sencillamente un pabellón abierto que puede contener cualquier función futura. Se anexa un tanque de ferro-cemento para juntar agua de lluvia, cocina y baño.
El aula es interpretada desde una perspectiva libre con raíces en el oga guazú guaraní, espacio vital de intercambio y conocimiento que da lugar a cualquier espacio. Una semilla de nueva vida, un organismo que cuidando, crezca naturalmente.
Proyecto y Obra: Ramiro Alexander Meyer Cáceres
Ubicación: Lambaré, Paraguay
Propietario: Meyer Arquitectura
Cálculo y asesoramiento estructural: Ing. Luis Fernando Meyer
Arquitectos Colaboradores: Juan Ignacio Meyer, Olga Cáceres, Mónica Castellanos
Fotografías y video: Federico Cairoli